miércoles, 13 de febrero de 2013

COMUNICACIÓN

Exacto. En menos de un mes eso es lo que estaré estudiando: Grado en Comunicación. Y lo cierto es que me viene de perlas, nada mejor que el aprender a comunicarnos. Que no falten nunca las palabras y que en ellas nunca haya fallos.

Que las palabras salgan hasta en los momentos en los que los labios no hablan. Aprender el lenguaje escrito pero no solo eso, sino aprender también a ver.
A comunicar sin palabras y sin gestos, sin cartas, sin cámaras. Aprender a comunicarnos mediante la mirada.

Amo esto. Quería esto y lo tengo. Y la psicóloga dice, ¿Porqué lo quieres? Antes no sabía responder, me quedé en blanco, pero ahora ya lo se.
Quiero esto para no fallar al comunicarme con las personas, quiero aprender a hablar, a informar, no solo hablar de política o de deportes. Esta carrera te enseña a saber hablar en tu vida, contigo y con los demás. Te enseña a escuchar más allá de lo que oyes. Te enseña a reflexionar y a entender el porqué.
Por todo eso lo quiero. Porque por mucho que la profesión de periodista esté en declive, es ella, la que mueve el mundo.
Son los periodistas los que nos exponen e informan:

"Esto es lo que pasa en nuestro mundo"

Y por el simple hecho de saber lo que pasa, ya tenemos una oportunidad para cambiarlo, para alegrarnos o para darnos cuenta de que nuestro mundo se viene abajo.
Y yo quiero ser parte de ello, quiero estar allí, donde sucede todo.
También quiero escribir, al igual que hago ahora, para poder compartir lo que pasa dentro de mi, y todos se pongan a pensar que pasa dentro de ellos.

Por eso quiero ser periodista. Para que todos sepaís que el mundo gira, que a veces es malo con las personas buenas, que todos somos iguales, que los partidos se ganan pero que también se pierden, que intentamos arreglar el presente sin arreglar antes el pasado, y que vivirlo es comprender la vida un poquito más.

sábado, 30 de junio de 2012

Querido Blog:

Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí y que mi corazón había dejado de escribir. Supongo que es porque en algún momento se quedó vacio y ya no sabia si era feliz ni, si al no serlo, podía conseguir esa felicidad. 
Antes escribía muchos textos, todos redactados por mi, mas bien plasmados, porque el que hablaba era el corazón. Hasta que llegó un momento en el que mi corazón dejó de pertenecerle a esa persona. Y son muchos años, muchísimos, pero de todo ello he sacado algo. No se deja de querer a alguien que has querido, porque si lo haces, significa que en realidad nunca le has amado. Simplemente te das cuenta de que no eres feliz, de que el instituto se acaba al tiempo que crecemos y de que cada vez los momentos alegres, de cariño, esos que siempre recuerdas, se vuelven con el tiempo más escasos, hasta que desaparecen.
Yo no se si él era o no el amor de mi vida, pero estoy segura de que si lo es volverá, quizás en esta vida o quizás en otra, pero lo hará. Y bueno ya me estaís entendiendo, típica historia de amor que no cumple la regla de lo que mal empieza bien acaba.
Por suerte, a veces en esos momentos aparecen personas que te cambian la vida. Sí, digo la vida, porque cambian tu modo de pensar o de ver las cosas. Yo he tenido suerte, y ahora mi corazón puede volver a escribir con intensidad en este blog.
¿Moraleja? Tenemos el deber de hacer feliz a la persona que amamos, pero lo más importante y lo que menos tenemos en cuenta es que por encima de todo tenemos el derecho de que esa persona nos haga felices a nosotros.
Porque el amor es dar y recibir. Y no consta de más.

jueves, 13 de octubre de 2011

Siempre estaremos ahí.






Cuando miras a una persona la primera vez no puedes imaginarte lo que va a significar en tu vida. Quizás ahí resida el sentido de todo. La amistad es un intercambio recíproco de sentimientos, momentos y experiencias que algunas personas son capaces de ofrecerte en muy pocos días. Los amigos consiguen convertirse en tu huella dactilar, porque sin ellos, no serías nadie. Algunos son imprescindibles como el aire que respiras y otros tan profundos como la sangre que corre por tus venas. Y después está Marité, una huella dactilar, un pulmón, una arteria y, sobre todo, ese latido en tu corazón sin el que no podrías vivir.



miércoles, 12 de octubre de 2011

Querernos tanto no estaba planeado.

Quizás no estábamos destinados a conocernos más que de un par de tequilas y un baile, pero ocurrió, y como pasa en las películas tu apareciste en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Yo no era lo que tu buscabas, no soy divertida, ni confiada, ni cariñosa, ni siquiera estoy segura de mi misma, pero te necesité, por todo eso que yo no tenía te necesité y ahora ya no puedo dejar de necesitarte porque eres todo lo que no tengo. Así que ni un solo segundo dudes de que te quiero y de que quiero pasar contigo el resto de mi vida cueste lo que cueste. Porque si tú no hubieses aparecido yo no sería lo que soy ahora. Porque yo no soy yo si no estás tú.


I don't love you anymore.

Le tengo miedo a muchas cosas. Temo a las arañas, a los martes trece, a las medusas, a los pelirrojos, a caerme delante de mucha gente, a los comienzos, a los finales... Pero mi mayor miedo sin duda es al pasado. A que llegue un día en el que me de cuenta de que no puedo desprenderme de él, a que influya en cada una de las decisiones que tomo en mi vida y a que permanezca presente. Es raro pero sí, tengo miedo al pasado: a las navidades de mis ocho años, al primer día de clase, a la actuación de ballet de los doce, a mi primer amor. Tengo miedo a todo eso y más, de que algún día el pasado se vuelva presente y que lo que me hizo daño una vez vuelva a hacérmelo.